Jon Kabat-Zinn, uno de los expertos en mindfulness más respetados en la actualidad, considerado el “padre” del mindfulness moderno, define de manera operativa la atención plena como “la conciencia que aparece al prestar atención deliberadamente, en el momento presente y sin juzgar, a cómo se despliega la experiencia, momento a momento”.
Y afirma que al dirigir la atención de esta manera concreta surge una conciencia más clara del presente que nos permite conocer y comprender mejor lo que nos está sucediendo. Por eso la palabra mindfulness se traduce habitualmente al castellano como Atención Plena.
Existen muchas otras definiciones, propuestas por diferentes autores, pero todas tienen en común los siguientes elementos: atención, presente y aceptación (como ausencia de juicio).
Mindfulness es, ante todo, una manera específica de prestar atención (al presente y sin juicios). Y por extensión, llamamos Mindfulness al conjunto de prácticas y ejercicios que se emplean para entrenar esta manera de prestar atención. En este sentido, podemos considerar que Mindfulness es una habilidad relacionada con la atención y que, como cualquier otra habilidad, puede entrenarse. Este entrenamiento se centra, principalmente, en estos tres elementos:
1. Atención: la atención es una capacidad innata que tenemos como seres humanos, derivada del hecho de ser conscientes. Esta capacidad nos permite conocer el mundo y conocernos a nosotros mismos; saber sobre el mundo y saber que sabemos; conectar, en cada momento, con un presente que surge de manera espontánea en el que se desarrolla nuestra experiencia.
2. Presente: Buscamos aprender a conectar de manera más plena con la experiencia presente, tal y como la podemos conocer, gracias a nuestra capacidad de atención, momento a momento. Y valoramos la experiencia en sí por encima de las ideas que puedan surgir en torno a ella. La mente tiene la tendencia a llenarse con contenidos relacionados con el pasado y con el futuro, y cuando la atención se dirige a este procesamiento mental, el cuerpo funciona en una especie de piloto automático. ¿Cómo podemos reducir ese piloto automático? ¿Qué sucede cuando conectamos plena y directamente con la experiencia?
3. Aceptación: Aceptar es una forma de relacionarse con la vida, las personas y las cosas desde la amabilidad, la apertura y la curiosidad, sin pelearnos con una realidad que siempre termina por imponerse. La aceptación está relacionada con la ausencia de juicio automático sobre los hechos.
No hay que confundir la aceptación con la pasividad de la resignación, ni con una negación irracional de la realidad basada en nuestros deseos. La aceptación es una apertura a la experiencia, tal y como se produce, como punto de partida indispensable para llevar a cabo una acción adecuada a las circunstancias que la vida nos presenta.
Estos 3 componentes son esenciales en la práctica de Mindfulnes.